viernes, 30 de octubre de 2009

La lata de las 90 calorías


La lata de las 90 calorías

Coca Cola lanzará al mercado norteamericano una lata de 220 centímetro cúbicos y 90 calorías cada una. Parece que los consumidores norteamericanos consumen demasiadas calorías, por este motivo, la empresa tiene como objetivo ayudar a controlar el exceso calórico.


viernes, 16 de octubre de 2009

Tests utilizados y TEMIDOS para Seleccionar Personal.-

En estos tiempos de cambios es bueno leer estos consejos para quienes trabajamos en relación de dependencia.

Por Lic. Mariana Risso Crespo
Es natural sentirnos nerviosos, ansiosos e incluso experimentar cierto malestar y aprensión cuando la empresa que se interesó en nuestro currículum y en nuestra persona luego de una o varias entrevistas personales, nos pide concluir el proceso de selección mediante la realización de algunos “tests”.- A partir de ese momento, comenzamos a imaginar cientos de cosas infundadas, ya que estamos seguros de que su único y real objetivo es sacar a la luz lo mas oscuro de nuestra personalidad y hasta llegamos a convencernos que de nada sirven para una decisión final.
Pues bien, a esta ultima afirmación puedo decirles que si bien los tests no deben tomarse como pruebas exclusivas y excluyentes a la hora de elegir entre varios candidatos para un mismo puesto de trabajo, es real que la empresa entiende que ante dos personas postuladas a un mismo puesto, igual de preparadas y con las mismas aptitudes, justamente los tests emocionales serán los que inclinarán la balanza a favor de alguno de ellos.
De todas maneras, creo fervientemente que cuanta mayor información se tenga sobre los mismos, más confiados y preparados llegaremos a su realización. Llegar cargados de prejuicios y malhumorados es la mejor manera de descalificarnos antes de empezar a jugar el juego, ya que dicha desconfianza se verá claramente reflejada en los resultados. Es por ello, que intentaré, dentro de lo extenso que es este tema, poder brevemente despejar aquellas dudas que aquejan a la mayoría de las personas que buscan empleo, para que puedan accionar ante las distintas pruebas psicológicas y desde luego superarlas con éxito.
Cada vez más empresas confían en la veracidad y capacidad discriminatoria de los tests para seleccionar a su personal, ya que entienden que es fundamental contar con personas emocionalmente estables y adaptadas, además de su formación intelectual. Para ello, personal idóneo (contratado o de la empresa) impartirá las diferentes pruebas psicológicas y/o emocionales teniendo en cuenta no solo a la persona en sí misma, sino todo el entorno dentro del cual se desarrollará laboralmente.- Cuando hablamos de personal idóneo, me refiero a un profesional competente que imparta, controle y evalúe desde el principio hasta el final la realización del test sin depender en absoluto de su apreciación subjetiva.
Tips para relajarse y poder enfrentarse a los tests:
- Confianza absoluta: pensemos que se trata de pruebas impartidas hace años por centenares de empresas y realizadas por cientos de personas….por lo tanto, nosotros como tantos otros somos capaces de superarlas. Les aseguro que si bien es imposible hacer todo bien, también es imposible realizar un test cien por ciento mal.
- Entender que no se trata de una evaluación tradicional: en este caso no existe el bien o el mal, aprobado o no aprobado por completo (salvo en los tests psicotécnicos de cálculos numéricos) si no que los resultados son parciales, ya que los mismos surgen de comparaciones en función de una media preestablecida sobre un grupo de personas comparables.
- Llegar a la empresa, consultora, etcétera con tiempo para poder relajarnos, poner nuestra mente en blanco y tomar coraje creyendo que es una etapa más que hay que cumplir si realmente vale la pena el trabajo y la empresa que lo demanda.
- Escuchar con suma atención al examinador: es fundamental entender claramente las instrucciones que éstos nos impartirán ya que de ellas dependerá nuestro éxito o fracaso. Si bien está permitido realizar preguntas de aquello no entendido, desde mi perspectiva no es aconsejable. Los enunciados se caracterizan por ser sumamente claros y concisos, y ya sea que se impartan de manera oral o escrita es muy difícil que no se entienda la finalidad de cada ejercicio a realizar.
- Concentrarse, avanzar y no detenerse: todos los tests se realizan con un tiempo determinado por el examinador y que por lo general es menor al necesario , por lo que es fundamental llevar un ritmo constante y no perder tiempo con preguntas confusas, ni con la cara del examinador, o la rapidez con la que contesta mi compañero.
- Tener en claro que la empresa es la principal interesada en nuestro ingreso: llevar a cabo dichas pruebas dentro del entorno empresarial tiene un costo por demás alto y son realizadas para ocupar determinados niveles jerárquicos, por lo tanto, sería contradictorio pensar que las empresas invierten dinero en la realización de tests psicotécnicos y/o emocionales para que todos sus potenciales candidatos los “desaprueben”.
- Aceptación: es importante que entendamos que si queremos lograr nuestro objetivo no podemos huir de esta situación; debemos enfrentarla e intentar resolver la prueba de la mejor manera y de un modo optimista. Pensemos que se trata de un aporte mas a todo un combo de información que tiene la empresa de nosotros y que los resultados obtenidos no son mas que interpretados por personas idóneas pero que no poseen ningún poder en particular mas allá del que le otorga su profesión.
Está comprobado que la mayoría de las personas al salir de un test entiende haber fracasado y es totalmente lo contrario, muchas veces los nervios, la ansiedad, los sentimientos encontrados hacen que no podamos dilucidar claramente lo que vamos haciendo y creemos que durante todo el tiempo que duró la prueba fuimos máquinas que funcionaron automatizadas sin racionalidad alguna.
De todos modos, no todos somos ni estamos aptos para desempeñar el mismo puesto, es por ello que las empresas deciden incorporar a algunos candidatos y a otros no, pero eso no significa nada malo en absoluto, pensémoslo como un tipo de preservación por parte de la empresa hacia ella misma y hacia nosotros también. Es preferible tardar un poco mas en encontrar empleo, y no ingresar y tener que irnos por una falla en el proceso de selección ya que era sabida nuestra incompetencia en determinado entorno, ambiente y/o puesto laboral.-
Toda prueba realizada debe ser tomada como un entrenamiento y atesorada como una experiencia mas para la próxima vez que tengamos que pasar por una situación similar.
Por último quiero cerrar este tema citando las palabras sabias de un gran escritor uruguayo –Mario Benedetti - que se fue de gira pero con su obra nos acompañará siempre, y que creo que deberíamos leer antes de realizar cualquier actividad (como puede ser ésta) que nos haga sentir que “no vale la pena continuar”.
Imposible ganar sin saber perder
Imposible andar sin saber caer
Imposible acertar sin saber errar
Imposible vivir sin saber revivir.-
Lic. Mariana Risso Crespo.
Licenciada en Administración de Recursos Humanos, recibida con honores en la Universidad del Salvador.
Especialista en Reclutamiento y Selección de Personal.
Asesora Integral de Empresas.
Coordinadora de ayudantes en la Materia Administración de Personal (UBA; 200-2002)
Miembro de la Asociación Interamericana de Asociaciones Profesionales para la Gestión Humana - FIDAGH- (ADHRA)

jueves, 15 de octubre de 2009

"Me ganaba la vida...pero no la vivía."

Para reflexionar, lo encontré por la web y me gustó.

Una frase perversa: “Hay que ganarse la vida”
“Me ganaba la vida... pero no la vivía.”
Una de las frases más frecuentemente citadas por los enfermos terminales, según Elisabeth Kübler-Ross, la principal autoridad mundial sobre el acompañamiento a enfermos terminales.
“El hecho de que una opinión la comparta mucha gente no es prueba concluyente de que no sea completamente absurda.”
Bertrand Russell.

Querido jefe,
Hace un buen rato que intento acabar el informe que me has pedido, pero no puedo concentrarme. Ya sabes que suelo responder con eficacia a tus indicaciones, pero algo en mi interior se niega hoy a seguir redactando fríos y descorazonados memorándums. Por contra, pensando me he puesto escribirte esta carta, mi pulso se ha acelerado y mis dedos han empezado a danzar livianamente sobre el teclado del ordenador.
Seguro que te preguntarás por qué te escribo una carta en lugar de enviarte un e-mail o simplemente llamarte al móvil. No estoy seguro, pero creo que tiene que ver con la distancia y la ausencia de prisas. Dicho de otra manera, la carta me da la posibilidad de escribir pensando, de volver atrás y rectificar, de explicarme sin la incómoda sensación de que tengo que ser breve para no hacer perder el tiempo a mi interlocutor. Sin la premura de otros medios, en definitiva. Y lo que te quiero explicar, como verás, no admite prisas. El caso es que hay una cosa que me tiene preocupado, a ratos estupefacto y a ratos cabreado, y que no me deja conciliar el sueño desde hace semanas. Es algo sencillo y fácil de entender, pero a la vez terriblemente profundo. Quizá te parezca banal a simple vista, pero tengo razones para pensar que es esencial para nuestro futuro como personas y como sociedad.
Te lo diré sin rodeos: la gente no es feliz. Por supuesto, es una generalización, pero más extendida de lo que muchos creen.
Desde hace algún tiempo, cuando pregunto a mis amigos y compañeros algo tan simple como “¿qué tal?”, obtengo respuestas como éstas:
“Pse, tirando” (del carro, evidentemente, con lo que la identificación con un animal de tracción es obvia).
“Ya ves” (que en realidad quiere decir: “Decídelo tú, porque yo ni me veo”).
“Vamos haciendo” (en un gerundio sin fin). Fíjate, “vamos” y no “voy”, porque en esta situación es mejor sentirse acompañado.
“Luchando” (como si la vida fuera una guerra).
“Pasando” (¿por el tubo?).
“No me puedo quejar” o su versión extendida “No nos podemos quejar”, donde el que responde asume, en un alarde de masoquismo, que podría estar peor.
O el ya frecuente “jodido, pero contento”, en el que se manifiesta que el estado natural de uno es estar jodido.
Son muy pocos los que contestan “¡bien!” y casos aisladísimos los que espetan un asertivo, sincero y convencido “¡muy bien!”. Así que está claro que alguna cosa falla. La realidad, la de hoy, la que percibo a mi alrededor, es que millones de personas van cada día a trabajar con tristeza y resignación, sin otra esperanza para salir de su desgraciada circunstancia que acertar en la lotería y llegar por un atajo a la felicidad. Son muchos los que trabajan en oficios que no les realizan, que andan estresadísimos, que sienten profunda y tristemente que cobran menos de lo que valen y que, en definitiva, se sienten mercenarios de una hipoteca. Y dicen...
“No puedo cambiar.”
“Tengo una hipoteca a treinta años.”
“Tengo una familia a la que sacar adelante.”
“Soy un profesional con unos compromisos muy fuertes que debo mantener, ¿qué otra cosa podría hacer?”
Llevo tiempo dándole vueltas y creo que esta infelicidad tiene mucho que ver con una frasecita perversa que todos conocemos bien. Yo la he oído a lo largo de toda mi vida, desde que era un crío. Es una expresión que forma parte de nuestro lenguaje aceptado y compartido. Está en el centro de nuestra vida y, probablemente por eso mismo, nunca reflexionamos sobre sus implicaciones.
Tiene apariencia inofensiva, la muy puñetera, pero no hay que fiarse. Si la escuchas sin prestar mucha atención, dices: “Vale, ¿y qué?”. Pero si te paras a pensarla, a rebuscar entre las palabras, sacas conclusiones escalofriantes.
Voy directo al grano. La frase en cuestión es corta, sólo tiene cinco palabras y es: “Hay que ganarse la vida”.
¿Qué, cómo la ves? ¿Alguna reacción a bote pronto?
¿Te dice algo? ¿Se activa alguna alerta en tu mente?
Lo cierto es que a mí no me decía nada hasta que hace un par de semanas, en una reunión con unos clientes, se la oí decir resignadamente a uno de ellos. Entonces, de pronto, me vino a la cabeza el siguiente pensamiento (prepárate, porque es sorprendente):
DECIR QUE NOS TENEMOS QUE GANAR LA VIDA
IMPLICA PARTIR DE LA PREMISA DE QUE LA VIDA ESTÁ PERDIDA.
Has leído bien, sí, ¡perdida! ¡Y esto es fuerte, muy fuerte! Y, sin embargo, todos o casi todos lo tenemos asumido como normal, como lo que toca, como lo que es, como lo que hay.
Y si asumimos la perversión de esta frase tan socialmente aceptada y muy escasamente pensada, lo mejor que podemos esperar de nuestra existencia, el mejor de los futuros imaginables, es recuperar algo que, en realidad, nos es consustancial. Para no vivir como muertos, nos pasaremos la vida intentando “ganárnosla”. Con resignación y, según el carácter de cada uno, con un poso de mala leche en el fondo.
¡Y todo porque nos han hecho creer que la vida, aquello que está en el origen de la existencia, de la conciencia, de la felicidad, de la creatividad, del amor, de la intimidad, nos la tenemos que ir ganando! ¡Que cuando nacimos el tema estaba perdido! Y desde pequeñitos nos lo tragamos, ¡zas!, sin rechistar, ¡directo al inconsciente! Tenemos que hacer algo al respecto, jefe, y cuanto antes mejor, si queremos una vida feliz y que este sea un mundo mejor. Y, de paso, si queremos conseguir que nuestra empresa prospere, porque seguro que no se te escapa que una cosa va ligada a la otra. ¿Cómo podemos cambiar esta manera de pensar...? Yo no soy psicólogo ni filósofo, pero tengo mis ideas, como cualquiera. Así que te propongo una cosa: demos un nuevo significado y una nueva forma de expresión a esta frase y logremos así que las personas establezcan un nuevo punto de partida, reasignen el valor de la vida en su cerebro y definan una nueva “posición existencial de partida”, más sana y menos sometida y resignada.
¿Qué te parece? Mi propuesta es que abramos los ojos y nos olvidemos de esta frase, ya que...
LA VIDA NO TIENE QUE SER GANADA
PORQUE ESTÁ GANADA DESDE QUE NACEMOS.
Tú eres una persona razonable, por lo que confío en que sabrás entender estas inquietudes que te transmito. Es más, estoy seguro de que estos pensamientos han debido rondar ya por tu cabeza y has llegado a conclusiones que a mí se me escapan (por algo eres el jefe).
Así que espero con ansia tu respuesta a estas líneas.
Con un afectuoso abrazo,
Álex
PD. Ya lo decía el sabio escritor estadounidense Henry David Thoreau... ¡en el siglo XIX!: “No hay nadie tan equivocado como aquel que pasa la mayor parte de su vida ganándose la vida”.